Que te agarre un calambre y pienses en que en ese momento las células de tu tejido muscular se quedaron sin oxígeno y que entonces no pueden transformar el acido pirúvico de la glucolisis en acetil-CoA y lo transforman en acido láctico, que acidifica el pH de las células, impide que trabajen con normalidad y que, en definitiva, la pierna te duela como su puta madre...
Por Francisco José Ramos Rodríguez.
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